Recordando a Evita:
Hablar de Eva Perón , a 86 años de su natalicio, me lleva a reflexionar que pasó con esta Argentina tan próspera , que de estar en el quinto lugar como potencia mundial , hoy se encuentra sumergida, avasallada en sus derechos como Estado Nación.
Hablar de Eva Perón nos convoca a situarnos en un tiempo y lugar donde se privilegiaba la justicia social y la soberanía política y económica, donde los derechos de las mujeres y de sus descamisados, formaban parte de una clase que podía comer, que tenía sus necesidades básicas satisfechas, y que representaban la pelea que daba un Estado que cumplía con sus obligaciones primordiales. Argentina era la quinta potencia económica mundial, y había una clara conciencia de la importancia del desarrollo nacional en pos del bienestar de la sociedad en su conjunto. Sin embargo, aún así, se intentaban conseguir mejores condiciones no sólo económicas, sino humanas. Allí tal cual ella lo planteó, donde había una necesidad había un derecho y un Estado pronto a dar respuesta a las demanda sociales del campo popular.Pero bastaron tan solo ya casi 55 años de su muerte, para que se reflejara la decadencia en la que cayó la Argentina como consecuencia de las políticas que nacieron con la Revolución Libertadora y se profundizaron a partir de la irrupción de José Martínez de Hoz, donde esas necesidades dejaron de ser derechos para transformarse en meras mercancías, ante la ausencia de un Estado reemplazado por el Mercado sin brindar garantías de accesibilidad a la satisfacción de las mismas.
Lejos quedó el tiempo en que se privilegiaba a la Educación, al trabajo, a la Salud, donde la clase obrera, los “grasitas”como ella los llamaba, eran dignificados en el día a día a través del trabajo.
Frente al nuevo escenario que nos propone hoy la Argentina probablemente le produciría un dolor mucho más intenso que el de su larga agonía. Muchos de sus obreros son marginales, millones de sus descamisados son desocupados, los niños de ser 'los únicos privilegiados', pasaron a ser chicos de la calle, cartoneros, atravesados por el hambre y la desesperanza. Cien de ellos se mueren todos los días por causas evitables, como ofrenda criminal a un modelo que los considera un gasto, y a los viejos se los mata de inanición, sometidos a magras jubilaciones y depositados en morideros. Ni que hablar de las mujeres , violentadas, ultrajadas, prostituidas y de los jóvenes despistados ante la ausencia de un proyecto nacional que nos contenga a todos.
No cabe duda que Evita hubiera montado en una furia colosal al saber que durante décadas, los únicos privilegiados fueron los mercados y los acreedores, a los que se le ofreció la vida, el futuro y las esperanzas de todos los argentinos
Quizá lo mas importante no precisa ser dicho, porque ella es todavía hoy un sentimiento, es símbolo de un tiempo donde los desposeídos, poseyeron, donde los niños y los viejos fueron importantes, donde ser trabajador era un honor, donde formar parte del “pueblo argentino” era una realidad y no sólo una expresión, donde una clase social, la obrera, tenía poder, siendo éste quizá el único momento en la historia nacional donde esto ocurrió
Por eso muchos, que no pertenecieron a esa clase, siguen sin entender, y otros usufructúan su tarea utilizando su nombre, pero muchos más saben allí, en el lugar de las cosas puras, que Evita les perteneció, que les dio su vida porque era una de ellos, que los amó con verdadera pasión y que nadie más que los más humildes y los excluídos pueden pretender ser sus herederos
Desde esta particular mirada y con la expresa finalidad de poder reflexionar juntos para lograr entender la realidad y luego, desde allí, poder transformarla, rescato para el particular y muy difícil momento que vive Argentina, la voz de Evita, más vigente que nunca, cuando hablando a las mujeres argentinas nos dijo: “Tenemos, hermanas mías, una alta misión que cumplir en los años que se avecinan. Luchar por la paz. Pero la lucha por la paz es también una guerra. Una guerra declarada y sin cuartel contra los privilegios de los parásitos que pretenden volver a negociar nuestro patrimonio de argentinos. Una guerra sin cuartel contra los que avergonzaron, en un pasado próximo, nuestra condición nacional .Una guerra sin cuartel contra los que quieren volver a lanzar sobre nuestro pueblo la injusticia y la sujeción. En esta batalla por el porvenir, dentro de la dignidad y la justicia, la Patria nos señala un lugar que llenaremos con honor. Con honor y con conciencia. Con dignidad y altivez. Con nuestro derecho al trabajo y nuestro derecho cívico”
Es mi deseo , que este recordatorio por el natalicio de nuestra compañera Evita, no sea solo un recuerdo emotivo, sino que haciéndonos carne de su doctrina podamos dejar de lado las diferencias e intereses mezquinos para que juntos podamos construir una Argentina , donde la inclusión no sea solo un discurso sino una realidad capaz de ser vivida.-
Hablar de Eva Perón , a 86 años de su natalicio, me lleva a reflexionar que pasó con esta Argentina tan próspera , que de estar en el quinto lugar como potencia mundial , hoy se encuentra sumergida, avasallada en sus derechos como Estado Nación.
Hablar de Eva Perón nos convoca a situarnos en un tiempo y lugar donde se privilegiaba la justicia social y la soberanía política y económica, donde los derechos de las mujeres y de sus descamisados, formaban parte de una clase que podía comer, que tenía sus necesidades básicas satisfechas, y que representaban la pelea que daba un Estado que cumplía con sus obligaciones primordiales. Argentina era la quinta potencia económica mundial, y había una clara conciencia de la importancia del desarrollo nacional en pos del bienestar de la sociedad en su conjunto. Sin embargo, aún así, se intentaban conseguir mejores condiciones no sólo económicas, sino humanas. Allí tal cual ella lo planteó, donde había una necesidad había un derecho y un Estado pronto a dar respuesta a las demanda sociales del campo popular.Pero bastaron tan solo ya casi 55 años de su muerte, para que se reflejara la decadencia en la que cayó la Argentina como consecuencia de las políticas que nacieron con la Revolución Libertadora y se profundizaron a partir de la irrupción de José Martínez de Hoz, donde esas necesidades dejaron de ser derechos para transformarse en meras mercancías, ante la ausencia de un Estado reemplazado por el Mercado sin brindar garantías de accesibilidad a la satisfacción de las mismas.
Lejos quedó el tiempo en que se privilegiaba a la Educación, al trabajo, a la Salud, donde la clase obrera, los “grasitas”como ella los llamaba, eran dignificados en el día a día a través del trabajo.
Frente al nuevo escenario que nos propone hoy la Argentina probablemente le produciría un dolor mucho más intenso que el de su larga agonía. Muchos de sus obreros son marginales, millones de sus descamisados son desocupados, los niños de ser 'los únicos privilegiados', pasaron a ser chicos de la calle, cartoneros, atravesados por el hambre y la desesperanza. Cien de ellos se mueren todos los días por causas evitables, como ofrenda criminal a un modelo que los considera un gasto, y a los viejos se los mata de inanición, sometidos a magras jubilaciones y depositados en morideros. Ni que hablar de las mujeres , violentadas, ultrajadas, prostituidas y de los jóvenes despistados ante la ausencia de un proyecto nacional que nos contenga a todos.
No cabe duda que Evita hubiera montado en una furia colosal al saber que durante décadas, los únicos privilegiados fueron los mercados y los acreedores, a los que se le ofreció la vida, el futuro y las esperanzas de todos los argentinos
Quizá lo mas importante no precisa ser dicho, porque ella es todavía hoy un sentimiento, es símbolo de un tiempo donde los desposeídos, poseyeron, donde los niños y los viejos fueron importantes, donde ser trabajador era un honor, donde formar parte del “pueblo argentino” era una realidad y no sólo una expresión, donde una clase social, la obrera, tenía poder, siendo éste quizá el único momento en la historia nacional donde esto ocurrió
Por eso muchos, que no pertenecieron a esa clase, siguen sin entender, y otros usufructúan su tarea utilizando su nombre, pero muchos más saben allí, en el lugar de las cosas puras, que Evita les perteneció, que les dio su vida porque era una de ellos, que los amó con verdadera pasión y que nadie más que los más humildes y los excluídos pueden pretender ser sus herederos
Desde esta particular mirada y con la expresa finalidad de poder reflexionar juntos para lograr entender la realidad y luego, desde allí, poder transformarla, rescato para el particular y muy difícil momento que vive Argentina, la voz de Evita, más vigente que nunca, cuando hablando a las mujeres argentinas nos dijo: “Tenemos, hermanas mías, una alta misión que cumplir en los años que se avecinan. Luchar por la paz. Pero la lucha por la paz es también una guerra. Una guerra declarada y sin cuartel contra los privilegios de los parásitos que pretenden volver a negociar nuestro patrimonio de argentinos. Una guerra sin cuartel contra los que avergonzaron, en un pasado próximo, nuestra condición nacional .Una guerra sin cuartel contra los que quieren volver a lanzar sobre nuestro pueblo la injusticia y la sujeción. En esta batalla por el porvenir, dentro de la dignidad y la justicia, la Patria nos señala un lugar que llenaremos con honor. Con honor y con conciencia. Con dignidad y altivez. Con nuestro derecho al trabajo y nuestro derecho cívico”
Es mi deseo , que este recordatorio por el natalicio de nuestra compañera Evita, no sea solo un recuerdo emotivo, sino que haciéndonos carne de su doctrina podamos dejar de lado las diferencias e intereses mezquinos para que juntos podamos construir una Argentina , donde la inclusión no sea solo un discurso sino una realidad capaz de ser vivida.-
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